Hasta allí me desplacé con mi compañero Ángel a disputar mi primer trail, una carrera muy diferente a como me la imaginaba. Y digo diferente porque no me esperaba ese trazado tan duro con esa cantidad de cuestas, tanto subidas como bajadas que han hecho mella y de que manera. Pero esto, lo único que ha hecho es engancharme aun más a este tipo de carreras y a querer mejorar para saber sufrir mejor.
Un viaje de ida curioso, ya que nos dirigimos a Faraján vía Peñas Blancas, Jubrique y un desvío por un camino de cabras que tuvimos que atravesar durante unos 4 km que para el coche se quedan. Pero llegamos a tiempo para la carrera. 7-8 grados en el pueblo que invitaban a correr lo antes posible. Recogida del dorsal en la salida y al coche a cambiarnos.
Salida habitual con aglomeración de corredores por las estrechas calles del pueblo, pero no había prisa, quedaban muchos kilómetros por delante para aquellos que quisieran correr.
Ángel y yo permanecimos juntos durante los primeros cinco kilómetros hasta llegar a la primera gran ascensión que se hizo interminable. De ahí en adelante carrera en solitario y disfrutando del paisaje y las diferentes tonalidades del paisaje y del recorrido. Avituallamientos de 10, a la vez que originales. Lo cierto es que casi no miré el crono para ver como iba y estaba más preocupado en administrar fuerzas para completar el recorrido lo más dignamente posible, a sabiendas de que no sabía lo que me quedaba por recorrer ya que lo que había hecho hasta ahora ya me había sorprendido. Eso si, contaba con la información de otros corredores que ya la habían disputado y que te orientan de lo que te queda por recorrer y de como es de duro el trazado. Así que con esa información uno se apaña y tira de coco para saber que es lo que hacer de ahí al final. No volví a ver a mi compañero el resto de la carrera.
Mi mayor error llegó tras pasar el avituallamiento del punto más alto de la carrera. Me equivoqué y la falta de experiencia me hizo seguir a los corredores que iban por delante saltándome un desvío a la izquierda que era el camino correcto. Por suerte nos dimos cuenta a tiempo y no avanzamos más. En definitiva hice unos 600 - 700 metros más y perdí un tiempo precioso entre que uno se da cuenta del error y decide volver atrás. Esto me hizo volver a pasar a corredores que ya había superado con anterioridad. Una situación curiosa que en el momento te castiga la moral pero que luego analizas y lo ves como que has hecho un poco más que los demás, más teniendo en cuenta que el tiempo no es importante, sino más bien disfrutar de la bonita carrera.
Tras esto llegó un largo descenso que castigó sobremanera las piernas y ha sido el que me ha tenido sin poder hacer nada prácticamente dos días completos.
Y tras este descenso, un avituallamiento, que al principio te resulta extraño puesto que solo restan dos kilómetros para meta, pero vaya dos kilómetros. Un record personal, puesto que para completar estos dos kilómetros tardé cerca de 30 minutos.Y la verdad es que tenía malas sensaciones con algo de fatiga. Incluso me vi superado por un par de corredores en esta dura subida a los que decliné en seguir puesto que las fuerzas no me daban para más.
Al final, llegas al pueblo y tienes doscientos metros de gloria para sentir el calor de la gente que espera con ganas de aplaudir a los valientes que partieron a las diez de la mañana y que como yo, tras 3.30 h llegaban a meta. Allí mi gran compañero Ángel, el cual había llegado 15 minutos antes y ya me esperaba para comer y tomar algo que repusiera las fuerzas.
Felicitar a la organización por lo bonito del trazado y lo bien montado que está todo. Sin lugar a dudas una carrera para poner el rojo en el calendario, eso si, con una preparación más específica para sufrir menos en esas duras subidas y esas bajadas tan técnicas.
Gracias por poder gozar de una carrera así a todos aquellos que la llevan adelante.
Miguel Ruiz
@Miguel_13 (twitter)
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