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A TOPE

jueves, 14 de mayo de 2015

101 Ronda 2015 "Sufrimiento y Dureza "

Pues por segundo año consecutivo había conseguido plaza para los 101. Esto ha conllevado un buen tiempo de entrenamientos y algunas que otras horas de sacrificio,  todo con el objetivo de alcanzar esa deseada meta de la alameda. Y sobre todo no pasar calamidades,  asegurarme un final lo más saludable posible,  por decirlo de alguna manera. Esto supone quitarte tiempo de otros placeres,  así como restar tiempo a la familia.
Para esta edición había decidido subir a Ronda el sábado,   como ya hice el pasado año,  a pesar de que mis compañeros de club subieron el día anterior y disfrutarían del ambiente de la previa de la prueba y demás. Al ser tan tarde el comienzo de la carrera da tiempo a llegar con margen suficiente al comienzo de la misma,  incluso sin tener que madrugar en exceso. Este año nada de mochila,   cinturón apañado a mi manera, y lo que si hice fue dejar una mochila en el tercio con ropa limpia,  calcetines y todo aquello que me pudiera ayudar a afrontar los últimos 25 km en caso de llegar al cuartel.
Este año tenía claro que iba a ser todo totalmente diferente al anterior. Acudía sólo,  aunque mis compañeros de club también estaban allí,  ellos iban a competir por equipos y buscando un buen resultado. Sabía que iba a recorrer muchos kilómetros en solitario,  como así fue. No me preocupaba en exceso, así marcaría mi propio ritmo y disfrutaría a mi manera de la marcha.
Este año hasta la salida ha sido diferente. No pudimos entrar al estadio directamente,   tuvimos que esperar cola en los alrededores hasta que salieran las bicis y pasarán frente a nosotros. Ya antes habíamos desayunado juntos. Una vez pasaron estas todos para adentro. Yo no había entregado la mochila del cuartel,  así que me fui a ello antes de entrar al estadio. Todo fue muy rápido.  Una vez entregada la bolsa , entré y me encontré con Pro, un compañero de Manilva que este año debido a molestias la iba a hacer andando. Nos despedimos y ya estaba el personal colocándose en la línea de salida. Yo no tenía prisas. Incluso no estaba muy nervioso. Estaba muy seguro de lo que iba a hacer, muy convencido de lo que podía dar de mi,  y preocupado sólo porque las últimas molestias del tobillo y la ampolla del talón no dieran guerra. Así las cosas me coloqué en la parte de atrás,  muy atrás, tanto que cuando estalló el cohete lo único que podía hacer era caminar. Se ve la salida de otra forma en estas posiciones. Y que decir del paso por Ronda,  un espectáculo. Recorrer la calle la bola flanqueado a ambos lados por un público que te inyecta adrenalina, quizás demasiado pronto, con sus ánimos  y pasar este año por la plaza de toros como novedad hacen de estos primeros kilómetros una gozada. Una vez fuera de Ronda comienza la carrera de verdad.  Cada cual pone en marcha su estrategia y yo no iba a ser menos. Trotar suave en llanos y descensos y caminar en las subidas. El gran protagonista iba a ser el calor, ya estábamos avisados,  así que la primera parte tenía que ser algo reservo na e intentar llegar lo más fresco posible al final. Hasta las 19.00 h más o me íbamos a pasar mal, estaba claro. Así las cosas mantuve el ritmo y alcancé los primeros 25 km en 3 horas. Quizás un tiempo mejor del que esperaba. En este tramo coincidí con David Ávila,  con quien estuve un kilómetro más o menos. Fue el único tramo de la carrera que compartí con alguien, el resto fui a mi bola. Eso no quita que compartas comentarios o ánimos con otros corredores, pero pocos metros de compañía. A David le dije que tirará,  lo veía muy bien y yo sólo pensaba en reservar y acumular energías para el final.
Si me dejaba llevar por el tiempo iba rápido,  pero aún estaba a gusto, si molestias ni malas sensaciones.  Los primeros problemas llegaron sobre el km 30. El tobillo empezaba a dejarse notar. Ahora si me preocupaba. Si el dolor continuaba iba a tener que hacer los restantes 70 kilómetros caminando y siempre que me aguantará el dichoso pie. No en vano en algún entrenamiento había hecho 13 o 14 kilómetros de ida y otro tanto andando por el dolor y no forzar.
Paciencia Miguel. Ahora mandaba la cabeza. A la vista que la molestia no se iba terminé recurriendo a un dolotil que llevaba; había que engañar al dolor. También llevaba ibuprofeno, pero lo dejé para más tarde en caso de ser necesario.
Al cabo de un rato el dolor desapareció. Un gustazo. Podría volver al planning inicial.
Pero la cosa no quedaría aquí. Sobre el 40 me surgió un inconveniente con el que no contaba y que me tuvo en alerta el resto de la carrera. Tenía muchos deseos de orinar pero apenas echaba unas gotas. Esto nunca me había ocurrido. Ahora si que me pasó por la cabeza la posibilidad de tener que abandonar. Esto no podía ser bueno. Y la cosa es que no había parado de beber, me había tomado mi pastilla de sales cada hora y no tenía síntomas de deshidratación. No estoy acostumbrado a beber tanto, quizás lo había hecho en exceso y los riñones no habían podido con tanto trabajo. Se pasan muchas cosas por la cabeza,  y surgen muchas dudas. Ahora trotar era de nuevo un poco sacrificado. Cada pequeña zancada me aumentaba el deseo de orinar. Con todo esto seguí adelante llegando al km 50 en 7 horas. Seguía a buen ritmo a pesar de los inconvenientes.  Quedaba poco para Setenil, el primer gran objetivo.  Allí no tenía mochila,  pero si llevaba calcetines en el cinturón para cambiarme.  Gran boquete en mis calcetines salomon en la punta del dedo gordo. Cambiazo. Tomo algo del sándwich que nos ofrecen, la coca cola y dátiles que llevaba encima. También me cojo dos barritas propias para ir comiendo algo. La temperatura ahora ya era mucho más agradable.
Había conseguido orinar algo más,  lo que me daba algo más de moral.
Salgo de Setenil y parto rumbo al cuartel. Si los inconvenientes se suavizan podía llegar al cuartel de día.  Existía esa posibilidad. Mi compañero Juanjo me animaba y me aconsejaba. Esto también ayuda. También mis amigos traileros, de trabajo y familia. No estaba sólo. Además antes de llegar al avituallamiento me encontré con Fernando, el autor de la fito de mi crónica. Él fue el único conocido que me encontré en el camino. Me dijo que mis compañeros me llevaban una media hora de ventaja. Pensé que tendrían problemas,  y que quizás podría alcanzarlos. 
No voy muy mal, quizás con falta de chispa. Nuevo problema. La rodilla también quiere participar en la fiesta de los dolores. No puede ser. Ahora esto. Me obligó a comer una barrita y algún dátil para poder tomarme así un ibuprofeno sin castigar más al estómago de lo que ya estaba con tanta agua e isotónica.  A seguir. Me doy cuenta que llegaré al cuartel de noche, o anocheciendo.  Así fue. No tuve que hacer uso del frontal. Con la luz existente me valía. Llegué a las 10.00 h. También estaba todo cambiado.  Recojo mochila y me voy a cenar,  de la que sólo aprovecho el caldo y el yogur. Bajo de nuevo, cambio de camiseta, dejo un bidón y me acomodo lo máximo posible. Rumbo a la meta. Seguía con el deseo de orinar,  pero ahora no era tan intenso.  Además intentaba aguantar lo máximo posible para no tener dolor por 3-4 gotas, al menos que fuera un chorrillo.  La rodilla también se había aliviado algo, pero seguía muy cargada.
Había que reservar para la subida de la ermita.  Lo cierto es que iba cansado. Algo justo pero aún podía tirar en descensos y llano. Quedando 10 km decido no orinar más e intentar mantener un buen ritmo aunque fuese andando.  Por cierto los cafés de los últimos avituallamientos me sentaron de lujo. Alguien me tiene que decir que café utilizan porque me sabía a gloria. Faltando 5 km me llama Jaime y me pregunta cuanto me queda. Su hermano Ángel junto a Rafi y Juan están al caer.
Ya sólo me quedaba la cuesta del cachondeo. Y allí que me planto. Este año se me ha hecho más dura, hasta fatiguita tenía.  Pero se subió, y sin parar. Ya quedaba la gloria. Al poco me doy de bruces con los tres artistas, Juan, Ángel y Jaime que venían en busca mía para hacer el último tramo junto a mi. Una gozada. Lo primero que me fijo es en lo guapa que está la sudadera,  lo que le comento a Ángel . Gran llegada a meta custodiado por estos tres locos y con el mensaje hacía mi querida abuela.
Al final 16 horas de sufrimiento y dureza.
Aún no se a que se debió el deseo de orinar. Dos días después aun no estaba al 100 por 100 en este aspecto. El resto, bien. Y sin ampollas.
Gracias a todos los que me han seguido tanto antes como durante como después.
El año que viene. .........más.

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