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A TOPE

lunes, 31 de marzo de 2014

HOLE 2014 (Homenaje a la legión de Ronda)

Pues este fin de semana como ya había comentado tocaba realizar mi prueba más larga hasta la fecha. El Hole 2014 con una distancia de 48.8 km con la dificultad añadida de haber llovido y hacer que la carrera se convirtiera en una verdadera prueba de superación donde el barro sería uno de los protagonistas de la misma, si no el principal invitado a la misma.



Hasta Ronda me desplacé con mis compañeros Ángel, Loren y Juanjo, cada uno con sus propios objetivos. Salimos temprano y ya dirección Ronda se podía intuir lo que nos esperaba. Lloviznaba y hacía bastante frío, el termómetro del coche oscilaba entre los 3-4 grados, cuando en Estepona una hora antes estábamos a 11 grados. Parecía que había que abrigarse y protegerse ante la lluvia.
Una vez en Ronda, justo donde aparcamos los coches encontramos un vestuario improvisado bajo un tejado que proporcionaban unos bloques de vecinos, donde otros marchadores también ultimaban detalles antes de dirigirnos hacia la linea de salida, más o menos a 1 km de donde nos encontrábamos.


Ya cerca de meta, y cuando habían ya salido los ciclistas tocaba hacerse la foto de rigor. Allí ya coincidimos con Igna, otro grande de esto de las carreras de montaña y al que sólo pudimos ver antes de salir, porque luego ya no habría quien pudiera cogerlo.
Nos dirigimos a la salida y nos colocamos en mitad del pelotón, quizás tirando más hacia delante. Fotos por todos lados, vídeos y la gente impaciente por salir, tanto los participantes de la marcha corta como los de la larga. (He colgado un pequeño vídeo de la salida en facebook por si alguien quiere echarle un vistazo).

Tras el pistoletazo de salida, todos en marcha. Juanjo marcó un ritmo fuerte, conocedor del terreno y con la carrera bien estudiada. Ángel lo siguió; pero ni Loren ni yo fuimos capaces de ir tras ellos, tanto por el ritmo impuesto como la cantidad de gente que se interponía entre nosotros. Yo tenía claro que la carrera era muy larga y no sabía muy bien como iban a responder mis piernas, sobre todo la izquierda, esa que el fisio dice que ha sido atacada por la ciática y en la cual seguía teniendo molestias, pero había tomado la decisión de salir, al menos salir, y según fuera la carrera pues así haría.
Tras los primeros kilómetros pude comprobar que aunque el dolor estaba ahí, podía correr sin problemas, así que lo haría mientras pudiera y el resto pues a caminar. Por cierto, era mi primera carrera con mochila, que hacía sentir algo extraño por el peso sobre el lomo con el litro y medio de isotónica que contenía más los diferentes suplementos incorporados.
Tras un par de kilómetros me dio alcance Loren, quien yo pensaba que iba por delante. También se sorprendió del ritmo de Juanjo y Ángel, y ambos estuvimos juntos quizás un kilómetro, pero Loren iba más suelto y un poco mejor que yo, así que poco a poco se fue marchando en solitario. 
Empezaba el entrenamiento puro y duro para los 101 km. Mi carrera empezaba ahora y tenía que tener claro que el objetivo era acabar y de la mejor de las maneras posibles, al menos en lo físico, ya que psicológicamente sabía que no iba a tener problemas porque tenía muy claro a lo que venía.


Y tras el primer avituallamiento, en el que no paré puesto que llevaba líquido suficiente así como comida empezamos a acercarnos al verdadero infierno de la carrera, el barro. Por cierto, la mochila se me abrió un par de veces y en una de ellas perdí hasta el chubasquero, del que ya me había desprovisto habiéndome colocado el cortavientos. Unos primeros kilómetros un poco caóticos hasta que me situé en condiciones en carrera.
Los kilómetros del barro fueron un verdadero espectáculo. Ya estaba todo bastante pisoteado por los nos precedían, y para corredores como yo, aun inexpertos en estas lides, cada pisada era asegurarme en no caer o peor aun, no sufrir ningún tipo de lesión (como una que pude contemplar de una muchacha que se torció el tobillo e incluso se le veía el hueso, muy duro). Tras varios kilómetros con un ritmo muy lento y como he dicho asegurando el paso llegamos a una zona, que aunque embarrada permitía correr, que alegría. Cruzamos un riachuelo y emprendimos rumbo a Benaoján por senderos, en los que lo mejor que se podía hacer era mantener el ritmo que te marcaba el corredor de delante ya que casi no se podía adelantar. Llegamos a Benaoján donde si aproveché el avituallamiento y comí algo, pero nada de beber, había que vaciar la mochila. Atravesamos Benaoján y partimos rumbo a Montejaque, esta vez por asfalto y ascendiendo. Aquí me pego a un grupo de marchadores de Cádiz, que van andando a buen ritmo. Voy cómodo y mantengo su ritmo para recuperar fuerzas. A mediación del trazado de carretera los paso y marco un ritmo algo superior. Llegamos a una subida muy empinada de adoquines y resbaladiza donde vamos un buen grupito de corredores. Lo cierto es que tenía tela esta subida. Se acaba y ahora rumbo a Montejaque.


En el avituallamiento de Montejaque degusto los dulces que nos ofrecen los voluntarios del avituallamiento (todos muy amables) e incluso pido a un chaval que estaba allí que me sacara mi primera pastilla de sales de las que tenía preparadas (no quería que me pasara lo mismo que en Sierra Blanca donde lo pasé muy mal con los calambres). Fin de avituallamiento y a seguir trotando.
Ahora rumbo a la ermita. La verdad que me encontraba fresco, pero también muy inseguro de como estarían mis piernas con unos cuantos kilómetros más. Muchas dudas. Llevaba 13.2 km y aun quedaba mucho. El próximo objetivo era el acuertelamiento de la legión, donde había otro avituallamiento y que sería ya el kilómetro 20.2. Hasta aquí llegue aun bastante fresco y sin molestias aparentes. Seguía haciendo mi carrera y no quería sufrir al final, aunque tuviera que andar más de la cuenta. En todos los avituallamientos como naranjas y ya empiezo a beber líquidos porque había acabado con el depósito de la mochila (me parece que me hidraté en exceso).
Lo cierto es que de aquí en adelante las referencias no eran los sitios por los que iba. El gps del móvil se me fue y aun me quedaba el móvil quien me marcaba que distancia llevaba. Pero ahora me fijaba más en los corredores que me precedían y los tomaba como referencia. Aquellos que me pasaban e iban rápidos no contaba con ellos, para evitar así complicaciones posteriores. El objetivo era un buen grupo de corredores que iban por delante de mi, entre ellos los chavales de Cádiz que se me fueron en Montejaque al parar en el avituallamiento y coincidencia también los corredores que a primera hora de la mañana se habían cambiado en el mismo sitio que nosotros. Tras una larga persecución los alcancé. Y ahora a seguir su ritmo hasta saber si podía ir a más o conformarme con ir con este grupo. Tras un largo tiempo junto a ellos por senderos decidí tirar un poco más y ver que tal me encontraba. Y finalmente me fui, puesto que un par de ellos no iban muy bien. A buscar nuevas referencias.
De aquí al final fue todo un ciclo. Fijarme en corredores que me preceden, intentar darles alcance sin preocuparme por los que superasen porque en principio iban más fuerte que yo.
Así llegue a las cercanías de Ronda, ya se veía a lo lejos y el obejtivo estaba cumplido.
Me sorprendí que al entrar en Ronda sacara fuerzas no se de donde para subir la última cuesta del muro casi corriendo en su totalidad y atravesar la recta de la alameda hasta el parque a gran ritmo superando incluso a un corredor al que kilómetro antes le había proporcionado una de mis pastillas de sales para aliviarle los calambres.


Y aquí acabó otra nueva aventura superada y que me ha dejado como secuelas cargados los gemelos y por suerte para mi no me ha empeorado mis molestias en mi pierna izquierda, aunque quizás aun es pronto para evaluar daños. Al menos hoy he podido rodar en la estática y estirar sin problemas.
A todos salud, superación y quemar kilómetros.

@MiguelRuiz_13

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